Ya soy un chico. Ya tengo 12 años y soy consciente de que los tengo, intento decirlo y casi muestro dos dedos. He dado besos a todo el que me ha felicitado, he agradecido igualmente los regalos, a pesar de que no hubo gorras este año. Ha sido un cumpleaños emocionante.
Mi hermanito ha invitado por mi, como sorpresa, a dos niñas a casa, con las que tengo muy buena onda y mami ha comprado una tarta, he soplado mi velita y me han traido un regalazo entre todos. Para las niñas también era una fiesta sorpresa.
Luego por la tarde he ido a la piscina y claro, mi madre contó que era mi cumpleaños... Así que en un descuido, el monitor organizó a todos los compañeros y me cantaron cumpleaños feliz, mami lloraba.
Y es que la piscina está resultanto ser una de las actividades más inclusivas que nunca nos podríamos imaginar. Me relaciono con muchos niños, tantos, porque todos los que pasan a la piscina grande pasan por la calle donde yo nado, la primera calle y a todos mi madre les invita a tocarme, a chocarme los cinco, a preguntar sus nombres, a pedirles que me saluden por la calle a pesar de que no nos demos cuenta, pues con el gorro cambian mucho y además van creciendo y les perdemos la pista. Y lo hacen, nos saludan todos orgullosos de ser nuestros amigos y yo también. Gracias!