MI HIJO TODAVÍA NO PUEDE HABLAR, MIENTRAS TANTO YO SERÉ SU VOZ, Y TÚ, Y TÚ, Y TÚ TAMBIÉN.
Canción: Sabor de Amor. Danza Invisible.
Canción con pictos del programa In Print.
Danza Invisible, Sabor de Amor:
EL SUPERMERCADO
Mi familia me ha llevado siempre al supermercado, bueno, voy con ellos a todos lados. No siempre es fácil. Si el súper es amplio, hay poca gente y mami compra pocas cosas, pues todo va bien.
Pero no siempre es así. El otro día, dejamos a Diego en el entrenamiento y fuimos al súper, mami tenía que comprar chorizo de una marca blanca que me sienta bien. Un chorizo cular, y sólo eso. Simplemente 200 gramos de chorizo.
Para eso marchamos del entrenamiento, con lo bien que yo lo estaba pasando. Pero es que a mami le pilla a desmano comprar ese chorizo, pero es el que no me hace daño. Cuando llegamos, 20 números delante nuestra.
Dimos un paseo. Estuvimos unos minutos en el mostrador del embutido, y aunque suene como suena, empezaron los golpes con mi cabeza a mami, los pellizcos, manotazos a tirar todo lo que se hallara cerca.
Mami recordó un viaje que hizo hace unos años a Edimburgo, donde se asombró mucho al comprobar que por llevar un niño (un bebé en ese caso) en cualquier cola de cualquier establecimiento tienes preferencia, y se le revolvió el estómago y la cabeza no paraba de darle vueltas, hasta se le saltaron las lágrimas por la presión de las miradas.
Así que se echó a un lado y buscó a una empleada y le pidió que llamara a la encargada, y le preguntó si tenían alguna política de atención a personas con discapacidad. Que no pasaba nada pero que tenía esa duda, y si así era, si se podía hacer algo porque sólo habían pasado 10 números de los 20 que teníamos (la verdad, no hizo falta explicarle mucho) dijo que no, que no tenían ninguna política de atención en esos casos pero que no se preocupara, y llamó a una de las chicas del mostrador y le pidió que nos atendiera. Nos cortaron el chorizo y nos fuimos. Mami totalmente descolocada y yo flipar, cuando nos fuimos, le di un beso a la cajera. Realmente lo estaba pasando mal entre tanta gente, y me alivió mucho salir de allí con el chorizo claro. Mami cree que entendí todo absolutamente todo lo que ella hizo por mi.
Podía marchar, pero sacó valor y pidió el chorizo. Y digo yo, todos esos que me veían y contemplaban estupefactos mi reacción, a ninguno se le ocurrió decirme, "pedir lo que necesitéis" y a esas dependientas que miraban estupefactas también la situación y que supongo que pensaban "¿es que a nadie se le ocurre dejarlos pasar?" Se que yo tengo que aprender a esperar, y que siempre esperamos el turno, pero en casos extremos, con aglomeraciones, ¡no puedo! y mami podía marchar, eso es lo más fácil, lo más difícil es estar ahí, comerse las miradas y pedir que nos atiendan. Uf. ¡Cuánto le falta a este país!.