Leí un libro cuyo protagonista se llama como mi hijo Iago (Yago).
Puedo definirlo como un tesoro.
Hace 5 años que lo tengo en casa, pero no sé muy bien por qué motivo, quedó escondido en el mueble del salón. Al hacer una gran limpieza lo reencontré. Fue un regalo de una prima de mi madre, Cristina Molinet, con gran acierto en su regalo.
Recomiendo su lectura a cada uno de los miembros de la familia de una persona con autismo, a los amigos, a los profesores, a a sus vecinos y a todo aquel que quiera sentir.
Su autor, en el epílogo del libro, se disculpa con los profesionales del autismo, las familias y los propios afectados por si en algún momento nos ha podido ofender, al menos a mi no, pero tengo que decir que este libro ha conseguido hacerme recordar dos cosas muy importantes y que intentaré no olvidar:
- Que la vida enseña cada día, y las personas con autismo necesitan enfrentarse a la vida, no debemos ser tan protectores.
- Y que todos los días tengo que ponerme en la piel de mi hijo para intentar saber qué está pasando por esa cabecita.
Doy gracias al autor del libro "El jinete del Silencio": Gonzalo Giner, por sus más de 700 páginas que he leído en un suspiro, por su delicadeza y por su empatía.
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