EL GORRO Y LA PISCINA (II PARTE)

Entré en la piscina con mi gorro puesto.
Mami se metió en el agua como siempre, y me arrojó al agua como siempre. Entonces yo me quité el gorro. Oh!, pero mami pasó de ponérmelo. Entonces me agarré a mami y le quité su gorro.
Y ahí se terminó todo. Mami salió de la piscina. Ya no tiene que ponerme el gorro obligatoriamente, así que dentro no hacía nada. Y qué hice? Pues NADAR!!! Sí señores, nadar. A cambio de unas gafas iba a por el churro que estaba a unos metros y lo traía. Mami me chocaba los cinco y me daba las gafas. La monitora dándome indicaciones y alucinada. Entre medias puse el gorro. Trabajé con y sin el gorro, pero sin presiones. Estuve mucho rato así.
Mami se sintió como si le hubieran sacado 25 kilos de encima (los que peso). De repente fui un niño en una piscina y nada más. Creo que la alegría fue compartida por todo el personal de la piscina, no sólo por mi madre.
Mamá quiere haceros ver la sensación que sintió pero no sabe como. Creo que estamos viviendo otra etapa en nuestras vidas. Vamos despacio pero vamos. Nos cuesta mucho pero lo disfrutamos. Cuando llegamos a situaciones relajadas y normalizadas son tan gratificantes que es como si no necesitáramos nada más. Estamos bien así.