DEDICADO a TODA MI FAMILIA, en especial a MIS ABUELITOS CRIS Y TOÑO y a mi HERMANITO DIEGO. Iago.

PERSONAS: VALENTÍN

Tengo predilección por determinados vecinos de nuestra ciudad, uno de ellos Valentín. Cada vez que se acerca, es como algo instintivo, enseguida me doy cuenta que está ahí, aunque esté lejos y nadie más lo haya visto. Hoy ha publicado una carta en el Faro de Vigo (1) que os dejamos para leer. A pesar de todos los pesares, Valentín no pierde la sonrisa, jamás lo hemos visto sin una sonrisa por la calle, junto a su mujer y sus hijos, suponemos que se guarda las penas:

Me llamo Valentín Tenorio y ésta es mi historia, pero bien puede ser la historia de cualquiera que esté leyendo este relato o que incluso, por casualidad de la vida, estuviese involucrado en ella, entiéndase por médicos, abogados, procuradores, peritos forenses y demás. Aunque pensándolo bien, dudo que a todos ellos les interesen las historias humanas porque todos los que conmigo trataron podrían tener de todo excepto humanidad, ya que si la tuvieran hoy estas palabras no serían necesarias y si lo fuesen serían de agradecimiento y no de reproche: Mi vida, como la del resto de los mortales, era de lo más normal, trabajaba en mi pequeño negocio, tenía mujer e hijos y a mi manera era feliz, porque mi vida estaba llena de pequeños momentos con mi familia y en mi trabajo, que hacían que todo tuviese sentido y que cada día, al levantarme, pudiera dar las gracias a Dios por todo lo que tenía. Un buen día, alguien que se dice doctor aparece en mi destino para robarme todo aquello que tenía, especialmente la salud. Con buenas palabras y una fuerte dosis de optimismo, me convence para operarme de algo que no me impedía hacer nada que quisiese o que los demás pudiesen hacer. La ilusión de todo lo prometido se vio truncada en pocos días por una vida que, desde entonces, es compartida con dos muletas y muchos dolores. Cuando preguntas ¿por qué?, ¿qué pasó?, ¿cuál fue el fallo?, las respuestas nunca llegan y cuando decides pedir justicia, esta desaparece cual rayo de sol se desvanece por la llegada de la noche y es entonces cuando uno tras otro, como aliados entre ellos, deciden poner fin a mis esperanzas, mi ilusión y por supuesto mi calidad de vida, cerrándome todas las puertas para encontrar una solución. Hoy a todos ellos quiero dedicar las siguientes palabras: Me operasteis, salió mal y quedé incapacitado, eso es comprensible. Lo que no entiendo es que por no asumir la responsabilidad a tiempo ya no tenga solución. Cuando os pedí ayuda me maltratasteis verbal y psicológicamente, y de otras cosas os olvidasteis y por ello desestimaron. Por buscar la verdad me condenaron. Pero aún así no pienso como ellos. Creo en los buenos profesionales, que los hay, y muchos. Sobre todo en el ser humano y en la justicia que les llegará cuando menos se lo esperen. Un minuto de reflexión para aquellos que perdieron la fe en la justicia, el ser humano y sus valores. Las consecuencias las pagan los inocentes, que son víctimas de un corporativismo mal interpretado, o un amiguismo mal entendido. Y otros por el egoísmo de tener más materialismo aceptan no ver ni oír, callan e incluso mienten. Yo sufro las consecuencias pero no hay ningún responsable. ¿Es esto justicia?
(1) Enlace a la sección cartas al Director, del Faro de Vigo.

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